Los límites de velocidad vigentes en el país son de 50 km/h en áreas urbanas, 90 km/h en carreteras principales, y 130km/h en las autopistas. Una curiosidad que no está de más conocer: en invierno es obligatorio llevar siempre encendidas las luces, debido probablemente a la climatología de la ciudad.
Las rutas y acceso más importantes de Praga son la D1/D2, que llegan hasta Brno. Si venimos de Bélgica, la mejor vía es la E40 hasta Colonia, después la 31 hasta Heidelberg, y finalmente por la E50, que cruza la frontera checa-alemana. Desde Berlín hay que seguir la E55; desde Wroclaw y Varsovia, la E67; y desde París, la E50.
Los servicios de autocar están también a la orden del día. Los autobuses internacionales parten diariamente desde la estación Florenc (Krizíkova, 8 – Praga, 8; situada estratégicamente en las líneas de metro B y C), y también desde un aparcamiento para autobuses situado en la estación Zelivského (línea A). Para desplazarse por la República Checa, los autocares son un medio rápido y barato, bastante mejor que los trenes; la empresa Dopravni Podnik-DP está a cargo de los servicios interurbanos. Las estaciones de partida y llegada están repartidas por toda la ciudad; para obtener toda la información, lo mejor es acudir a las oficinas de turismo.